viernes, 28 de octubre de 2011

El padre Éter fecunda a la madre Tierra

Jakob Philipp Hackert: Paisaje con ganado cerca de un río

He aquí que las lluvias que el padre Éter lanza al seno de la madre Tierra perecen; pero entonces nace el resplandeciente grano y las ramas de los árboles se vuelven verdes y los mismos árboles crecen grandes y se cargan de frutos; y por lo tanto la raza del hombre y todas las bestias salvajes son alimentadas a su vez; las alegres ciudades prosperan con niños y niñas; y los bosques frondosos se hacen eco de nuevos pájaros; el ganado, gordo y soñoliento, asienta su corpulencia en los jubilosos pastos mientras que las gotas de blanco cieno chorrean de las distendidas ubres; los jóvenes corretean con sus débiles articulaciones entre las hierbas tiernas, frescos los corazones embriagados por la nueva y cálida leche.

Lucrecio. De la naturaleza de las cosas, I, 250 y ss.

jueves, 27 de octubre de 2011

Fragmentos órficos sobre la Creación

Relieve con Phanes (siglo II d.C.)(Museo Civico Archeologico, Modena)

Guarda estas cosas en tu mente y en tu corazón, querido hijo, sabiendo muy bien todas las cosas de hace mucho tiempo, incluso de Phanes (Eros) (tomado de Aristocrito el Maniqueo).
Entonces el gran Cronos modeló un huevo plateado en el divino Éter (tomado de Damascio).
El Primer nacido nada vio con sus ojos, a no ser la sagrada Noche solamente. Pero todos los otros se maravillaron cuando irrumpió en su mirada la inesperada luz en el Éter; así resplandecía el cuerpo del inmortal Phanes (Eros) (tomado de Hermias y otros).

Fragmentos órficos 61, 70 y 86.

martes, 25 de octubre de 2011

El temor de Hipno

Hipno (s. II a.C.) (Museo del Prado)

Respondió a Hera el dulce Hipno: — ¡Hera, venerable diosa, hija del gran Cronos! Fácilmente adormecería a cualquiera otro de los sempiternos dioses y aun a las corrientes del río Océano, que es el padre de todos ellos, pero no me acercaré ni adormeceré a Zeus Cronión, si él no lo manda. Me hizo cuerdo tu mandato el día en que el animoso hijo de Zeus se embarcó en Ilión, después de destruir la ciudad troyana. Entonces sumí en grato sopor la mente de Zeus, que lleva la égida, difundiéndome suave en torno suyo; y tú, que te proponías causar daño a Heracles, conseguiste que los vientos impetuosos soplaran sobre el ponto y lo llevaran a la populosa Cos, lejos de sus amigos. Zeus despertó y encendióse en ira: maltrataba a los dioses en el palacio, me buscaba a mí, y me hubiera hecho desaparecer, arrojándome del éter al ponto, si la Noche, que rinde a los dioses y a los hombres, no me hubiese salvado; lleguéme a ella, y aquél se contuvo, aunque irritado, porque temió hacer algo que a la rápida Noche desagradara. Y ahora me mandas realizar otra cosa peligrosísima.

Homero. Ilíada, XIV, 242-262.

lunes, 24 de octubre de 2011

Hera solicita sus poderes a Afrodita

Hera Ludovisi (Museo Nazionale Romano)

La venerable Hera contestó engañosamente a Afrodita: — Dame el amor y el deseo con los cuales rindes a todos los inmortales y a los mortales hombres. Voy a los confines de la fértil tierra para ver a Océano, padre de los dioses, y a la madre Tetis, los cuales me recibieron de manos de Rea y me criaron y educaron en su palacio, cuando el longividente Zeus puso a Cronos debajo de la tierra y del mar estéril. Iré a visitarlos para dar fin a sus rencillas. Tiempo ha que se privan del amor y del tálamo, porque la cólera anidó en sus corazones. Si apaciguara con mis palabras su ánimo y lograra que reanudasen el amoroso consorcio, me llamarían siempre querida y venerable.

Homero. Ilíada, XIV, 197-210.

jueves, 20 de octubre de 2011

Diálogo entre Trigeo y Hermes

Helios, el sol, en su carro (cerámica) (British Museum)

Trigeo: Te revelaré una gran y terrible conspiración que se trama contra los dioses.
Hermes: ¡Ja! Habla y tal vez dejaré que me suavice.
Trigeo: Sabe, pues, que la Luna y el infame Sol están conspirando contra ti y quieren entregar Grecia a las manos de los bárbaros.
Hermes: ¿Por qué?
Trigeo: Porque te hacemos sacrificios, mientras que los bárbaros les adoran a ellos; por lo tanto quieren verte destruido para que ellos solos puedan recibir las ofrendas.
Hermes: ¿Es por esta razón por la que esos aurigas indignos de confianza nos han defraudado durante tanto tiempo, uno de ellos robando la luz del día y el segundo mordisqueando el disco del otro?

Aristófanes. La paz, 403 y ss.

miércoles, 19 de octubre de 2011

Los dioses de los persas

Briton Rivière: Afrodita

Referente a las costumbres de los persas, sé que son éstas. No es su costumbre hacer y colocar estatuas, templos y altares, ya que piensan que los que hacen tales cosas son tontos, porque, supongo, ellos nunca han creído que los dioses sean como los hombres, como hacen los griegos; pero ellos llaman Zeus al circuito completo del cielo, y a él le hacen sacrificios en los picos más altos de las montañas; también hacen sacrificios al sol, la luna, la tierra, el fuego, el agua y los vientos.
Desde el principio, éstos son los únicos dioses a los cuales siempre han hecho sacrificios; más tarde aprendieron de los asirios y árabes a hacer sacrificios a Afrodita celeste. Los asirios la llaman Mylitta, los árabes Alilat y los persas Mitra.

Heródoto. Historia, I, 131.

martes, 18 de octubre de 2011

Las estatuas de Hermes

Praxíteles: Hermes con Dioniso niño

Estas costumbres, además de otras, que indicaré, fueron tomadas por los griegos de los egipcios. Esto no fue así con las imágenes de Hermes con el pene erecto; la producción de éstas vino de los pelasgos, de los cuales los atenienses fueron los primeros griegos en tomarla, y luego la pasaron a los otros.
Porque los atenienses entonces ya eran contados como griegos, cuando los pelasgos vinieron a vivir con ellos en su tierra y así también éstos empezaron a ser considerados como griegos. Quien ha sido iniciado en los ritos de los Cabiros, que los samotracios aprendieron de los pelasgos y ahora practican, comprende lo que quiero decir.
Samotracia fue anteriormente habitada por estos pelasgos que vinieron a vivir entre los atenienses, y es de ellos que los samotracios tomaron sus ritos.
Los atenienses, pues, fueron los primeros griegos que hicieron imágenes de Hermes con el pene erecto, y lo hicieron así porque los pelasgos les enseñaron. Los pelasgos contaban cierto relato sagrado acerca de esto, que se expresa en los misterios de Samotracia.

Heródoto. Historia, II, 51.

lunes, 17 de octubre de 2011

La Tumba del Caballo

Rossetti: Helena de Troya

Más adelante en el camino de Esparta a Arcadia está la llamada Tumba del Caballo. Porque Tindareo, habiendo sacrificado un caballo aquí, tomó juramento a los pretendientes de Helena haciéndolos permanecer sobre los despojos del caballo. El juramento consistía en defender a Helena y a aquél que fuese elegido para casarse con ella, incluso si eran ofendidos por esto. Cuando los pretendientes hubieron jurado, enterró al caballo aquí. Hay siete pilares a la antigua manera, creo, que no están muy lejos de esta tumba y que dicen que son las imágenes de los planetas.

Pausanias. Descripción de Grecia, III, 20, 9.

sábado, 15 de octubre de 2011

Los pelasgos expulsados de Atenas

                                     Atenas vista desde el monte Himeto

Los pelasgos fueron expulsados del Ática por los atenienses, no sabré decidir si con razón o sin ella; podré referir tan sólo lo que sobre ello se dice, si bien noto que Hecateo, hijo de Egesandro, afirma en su historia que sin razón fueron aquellos arrojados, contando así los hechos: «Viendo los atenienses, dice, que una campiña suya situada al pie del monte Himeto, que habían cedido a los pelasgos para que la habitasen en pago y recompensa del muro que estos les habían edificado alrededor de la fortaleza, viendo, pues, bien cultivada aquella campiña, que antes era muy estéril y de ninguna estima, tuvieron envidia a los pelasgos, y codiciosos de aquel territorio, sin otro motivo ni razón arrojaron de él a los agricultores.» Pero si creemos lo que dicen los atenienses, razón les sobraba para echarlos de allí; porque situados los pelasgos bajo el Himeto, salían desde allí a cometer mil insolencias; pues como acostumbrasen las doncellas y los niños de los atenienses ir por agua al Enea Crunon (a las Nueve Fuentes) por no tener esclavos en aquel tiempo ni los atenienses ni los demás griegos, sucedía que al ir ellas por agua, con desvergüenza y desprecio las violentaban los pelasgos; y no contentos aun con proceder tan indigno, determinaron al cabo apoderarse de Atenas y fueron cogidos con el delito en las manos. Añaden aún los atenienses, que ellos se portaron mucho mejor de lo que merecían los pelasgos, porque estando en su mano quitarles justamente la vida como a gente que maquinaba contra el estado, no quisieron hacerlo, contentos con intimarles la orden de que saliesen de sus dominios. En fuerza de esta orden, salidos de allí, una de las varias tierras que ocuparon fue la isla de Lemnos. En suma, lo primero es lo que dice Hecateo; lo segundo lo que cuentan los atenienses.

Heródoto. Historia, VI, 137.

viernes, 14 de octubre de 2011

Los pelasgos

Cabaña de los pelasgos

Casi todos están de acuerdo en que los pelasgos eran una raza antigua extendida por toda Grecia, pero especialmente en el país de los eolios cerca de Tesalia. Éforo, sin embargo, dice que considera que eran arcadios originalmente, que habían adoptado un modo de vida belicoso; y habían persuadido a muchos otros a tomar el mismo camino, comunicaron su nombre a todos, y se hicieron famosos a la vez entre los griegos y en cualquier otro país a donde tuvieron la suerte de llegar. Homero nos informa que había colonias de ellos en Creta, porque hace que Ulises diga a Penélope: "Allí se oyen mezcladas varias lenguas, pues viven en aquel país los aqueos, los magnánimos cretenses indígenas, los cidones, los dorios, que están divididos en tres tribus, y los divinos pelasgos" (Odisea, XIX, 175).
Y la porción de Tesalia que está situada entre la desembocadura del Peneo y las Termópilas, hasta las montañas del Pindo, es llamada Argos pelásgica, porque la región perteneció anteriormente a los pelasgos. El mismo poeta también da a Júpiter Dodoneo el epíteto de Pelásgico: "Zeus soberano, Dodoneo, Pelásgico" (Ilíada, XVI, 233).
Muchos han afirmado igualmente que las naciones del Epiro son pelásgicas, porque los dominios de los pelasgos se extendían hasta allí. Y, como muchos de los héroes han sido llamados pelasgos, escritores posteriores han aplicado el mismo nombre a las naciones de las que fueron jefes. Así Lesbos ha sido llamada pelásgica, y Homero ha llamado pelásgico al pueblo que limita con los cilicios en la Tróade: " Hipotoo acaudillaba las tribus de los valerosos pelasgos que habitaban en la fértil Larisa" (Ilíada, II, 840).
Éforo, cuando supone que eran una tribu de arcadios, sigue a Hesíodo, que dice: "Los hijos nacidos del divino Licaón, al que anteriormente engendró Pelasgo".
Igualmente Esquilo en sus Suplicantes o Danaides hace a su raza ser de Argos, cerca de Micenas. Éforo igualmente dice que el Peloponeso fue llamado Pelasgia; y Eurípides dice en el Arquelao: "Dánao, que fue el padre de cincuenta hijas, habiendo llegado a Argos habitó la ciudad de Ínaco, e hizo una ley por la que todos aquellos que antes habían llevado el nombre de pelasgiotas en Grecia, debían ser llamados dánaos". Anticlides dice que primero colonizaron Lemnos e Imbros, y que algunos de ellos pasaron a Italia con Tirreno, el hijo de Atis. Y los escritores de las Antigüedades atenienses cuentan de los pelasgos que algunos de ellos vinieron a Atenas, donde fueron llamados "Pelargi" (cigüeñas) por los atenienses, a causa de sus vagabundeos y su asentamiento como pájaros en cualquier sitio al que tuvieran la suerte de llegar.

Estrabón. Geografía, V, 2,4.

jueves, 13 de octubre de 2011

El rey Pelasgo

Kaulbach: En Arcadia

Los arcadios dicen que Pelasgo fue el primer habitante de esta tierra. Es natural suponer que otros acompañaron a Pelasgo y que no estaba solo; de otra manera hubiese sido un rey sin súbditos. Sin embargo, en estatura y valor, en belleza y sabiduría, Pelasgo sobrepasaba a sus compañeros, y por esta razón, pienso, fue elegido rey por ellos. Asio, el poeta, dice de él: "El divino Pelasgo abandonó la tierra negra en las montañas boscosas, para que la raza de los mortales pudiese existir".
Pelasgo, al ser rey, inventó las cabañas para que los humanos no tiemblen de frío o se mojen con la lluvia o sean oprimidos por el calor. Por otra parte, fue el primero que pensó en hacer abrigos de piel de oveja, como los que aún llevan la gente pobre en Eubea y Focis. Fue también él quien paró la costumbre de comer hojas verdes, hierbas y raíces siempre incomestibles y a veces venenosas.
Pero introdujo como comida las nueces de los árboles, no las de todos los árboles, sino sólo las bellotas de la encina comestible. Alguna gente siguió esta dieta tan estrictamente desde el tiempo de Pelasgo, que incluso la sacerdotisa pitia pronunció estos versos, cuando prohibió a los lacedemonios tocar la tierra de los arcadios: "En Arcadia hay muchos hombres que comen bellotas, que os impedirán vencer, aunque yo no me opongo".
Se dice que durante el reinado de Pelasgo esta tierra fue llamada Pelasgia.

Pausanias. Descripción de Grecia, VIII, 1, 4-6.

martes, 11 de octubre de 2011

Júpiter invoca a la Noche

Van Gogh: Noche estrellada

Se dice que el Hacedor del universo, antes de la creación de todas las cosas, se acercó al oráculo de la Noche, para llenarse allí de conceptos intelectuales divinos, recibir los principios de la creación y disolver todas sus dudas, si es lícito decirlo así. También el padre Júpiter es presentado por el teólogo diciendo a la Noche, la cual le pide abordar la creación del universo: "¡Maia, supremo poder divino, noche inmortal! ¿Cómo debo fijar la fuente de los inmortales con mente invicta?" Y recibió esta respuesta de ella: "Recibe todas las cosas incluidas en cada lado en el gran e inefable abrazo del Éter. Después en medio del Éter sitúa el Cielo".
Y fue instruido por ella en toda la consiguiente creación del mundo.

Proclo. Comentarios sobre el Timeo de Platón, I. Londres: Thomas Taylor, 1820, p. 174-175

lunes, 10 de octubre de 2011

El origen en el Caos


Esta materia, de cuatro clases, y dotada de vida, era un abismo infinito, por decirlo así, fluyendo eternamente, producido sin orden y que formaba de vez en cuando incontables pero ineficaces combinaciones (que, por lo tanto, disolvía otra vez por falta de orden); en verdad maduro, pero incapaz de obligarse a generar una criatura viviente.
Y ocurrió una vez que este mar infinito, que era por su propio carácter llevado por un movimiento natural, fluyó de una manera ordenada de él mismo a él mismo (de vuelta a sí mismo), como un remolino, mezclando las substancias de tal manera que de cada una de ellas fluyó el centro del universo (como en el embudo de un molde), lo que precisamente era lo más útil y adecuado para la generación de una criatura viviente. Éste centro fue llevado por el remolino que todo lo transportaba, tomó para sí mismo el espíritu circundante, y habiendo sido concebido así era muy fértil y formó una substancia separada.
Tal como una burbuja se forma usualmente en el agua, así todo lo circundante contribuyó a la concepción de esta esfera. Entonces salió a la luz, después de que hubo sido concebida en sí misma, y fue llevada hacia arriba por el espíritu divino que la rodeaba, siendo quizá la cosa más grande jamás nacida. Una obra, para decirlo así, que tenía vida, y que había sido concebida por este infinito abismo, en forma de huevo y ligera como un pájaro.

Pseudo-Clemente de Roma. Homilías, VI, 4.

viernes, 7 de octubre de 2011

La negación del mito

Cabeza de un titán (Museo Arqueológico Nacional, Atenas)

Los más sabios de los antiguos, hombres que aprendieron toda la verdad con arduo trabajo, mantuvieron el camino del conocimiento escondido de aquellos que eran indignos y no tenían gusto para lecciones sobre las cosas divinas. Por esto no es realmente verdad que de Urano y su madre Gea naciesen doce hijos, como cuenta el mito: seis hijos, Océano, Ceo, Crío, Hiperión, Jápeto, Cronos; y seis hijas, Tea, Temis, Mnemósine, Deméter, Tetis y Rea.

Pseudo-Clemente de Roma. Homilías, VI, 2.

jueves, 6 de octubre de 2011

La Creación según Aristófanes



En el principio sólo existían el Caos y la Noche, el negro Erebo y el profundo Tártaro; la Tierra, el Aire y el Cielo no habían nacido todavía; al fin, la Noche de negras alas puso en el seno infinito del Erebo un huevo sin germen, del cual, tras el proceso de largos siglos, nació el apetecido Amor con alas de oro resplandeciente, y rápido como el torbellino. El Amor, uniéndose en los abismos del Tártaro al Caos alado y tenebroso, engendró nuestra raza (la de las aves), la primera que nació a la luz. La de los inmortales no existía antes de que el Amor mezclase los gérmenes de todas las cosas; pero, al confundirlos, brotaron de tan sublime unión el Cielo, la Tierra, el Océano y la raza eterna de las deidades bienaventuradas.

Aristófanes. Las aves, 692 y ss.

miércoles, 5 de octubre de 2011

El nacimiento de los dioses primigenios


Gea (Ara Pacis, Roma)

¡Salud hijas de Zeus! Otorgadme el hechizo de vuestro canto. Celebrad la estirpe sagrada de los sempiternos Inmortales, los que nacieron de Gea y del estrellado Urano, los que nacieron de la tenebrosa Noche y los que crió el salobre Ponto. Decid también cómo nacieron al comienzo los dioses, la tierra, los ríos, el ilimitado mar de agitadas olas y, allí arriba, los relucientes astros y el ancho cielo. Y los descendientes de aquéllos, los dioses dadores de bienes, cómo se repartieron la riqueza, cómo se dividieron los honores y cómo además, por primera vez, habitaron el muy abrupto Olimpo. Contadme esto, Musas que desde un principio habitáis las moradas olímpicas, y decidme lo que hubo antes de ellos.
Antes que todas las cosas, en un comienzo, fue el infinito Caos. Después Gea la de amplio pecho, sede siempre segura de todos los inmortales que habitan la nevada cumbre del Olimpo. En el fondo de Gea de anchos caminos existió el tenebroso Tártaro. Por último, Eros, el más hermoso entre los dioses inmortales, que afloja los miembros y cautiva de todos los dioses y todos los hombres el corazón y la sensata voluntad en sus pechos. Del Caos surgieron Érebo y la negra Nix. De Nix a su vez nacieron el Éter y Hemera, a los que alumbró preñada en contacto amoroso con Érebo. Gea alumbró primero al estrellado Urano con sus mismas proporciones, para que la contuviera por todas partes y poder ser así sede siempre segura para los felices dioses. También dio a luz a los grandes Ourea, deliciosa morada de diosas, las Ninfas que habitan en los boscosos montes. Ella igualmente parió al estéril piélago de agitadas olas, el Ponto, sin mediar el grato comercio.
Luego, acostada con Urano, alumbró a Océano de profundas corrientes, a Ceo, a Crío, a Hiperión, a Jápeto, a Tea, a Rea, a Temis, a Mnemósine, a Febe de áurea corona y a la amable Tetis. Después de ellos nació el más joven, Cronos, de mente retorcida, el más terrible de los hijos y se llenó de un intenso odio hacia su padre. Dió a luz además a los Cíclopes de soberbio espíritu, a Brontes, a Estéropes y al violento Arges, que regalaron a Zeus el trueno y le fabricaron el rayo. Éstos en lo demás eran semejantes a los dioses, pero en medio de su frente había un solo ojo. Cíclopes era su nombre por eponimia, ya que efectívamente, un solo ojo completamente redondo se hallaba en su frente. El vigor, la fuerza y los recursos presidían sus actos. También de Gea y Urano nacieron otros tres hijos enormes y violentos cuyo nombre no debe pronunciarse: Coto, Briareo y Giges, monstruosos engendros. Cien brazos informes salían agitadamente de sus hombros y a cada uno le nacían cincuenta cabezas de los hombros, sobre robustos miembros. Una fuerza terriblemente poderosa se albergaba en su enorme cuerpo. De todos los hijos que nacieron de Gea y Urano, estos eran los más terribles y fueron odiados por su propio padre desde el principio.

Hesíodo. Teogonía, 104-155.

martes, 4 de octubre de 2011

Los hijos de Urano y Gea

Urano y Gea (mosaico del siglo III d.C.)(Gliptoteca de Munich)

Urano (el Cielo) fue el primero que gobernó sobre el mundo entero. Habiendo desposado a Gea (la Tierra), engendró primero a los hecatónquiros, como fueron llamados: Briareo, Gies y Coto, que nunca fueron sobrepasados en tamaño y poder. Cada uno de ellos tenía cien manos y cincuenta cabezas.
Después de estos, Gea dio a luz a los cíclopes, esto es, Arges, Estéropes y Brontes, cada uno de los cuales tenía un ojo en su frente. Pero Urano los destinó y arrojó al Tártaro, un lugar obscuro en el Hades tan distante de la Tierra como la Tierra lo está del Cielo.
Y otra vez Urano engendró hijos a Gea, esto es, los titanes, como fueron llamados: Océano, Ceo, Hiperión, Crío, Jápeto y, el más joven de todos, Cronos; también hijas, la titánidas, como son llamadas: Tetis, Rhea, Temis, Mnemósine, Febe, Dione y Tea.

Apolodoro. Biblioteca, I, 1-3.

lunes, 3 de octubre de 2011

Philyra y Cronos

Parmigianino: Saturno (Cronos) y Philyra

Y a la caída de la noche los argonautas llegaron a la isla de Philyra, donde Cronos, hijo de Urano (en el tiempo en que reinó en el Olimpo sobre los titanes y Zeus aún era alimentado en una caverna de Creta por los Curetes del monte Ida), yació junto a Philyra, engañando a Rhea; y la diosa les encontró en medio de sus juegos; y Cronos saltó del lecho con ímpetu en la forma de un corcel de flotantes crines, pero la hija de Océano, Philyra, avergonzada, dejó aquel sitio y sus lugares favoritos, y vino a las largas crestas montañosas de los pelasgos, donde de su unión con la deidad transfigurada dio a luz al enorme Quirón, medio caballo y medio dios.

Apolonio de Rodas. Argonáutica, II, 1231-1241.